OBJETIVOS DE UNA ALIMENTACIÓN SANA

Son los que ya hemos descrito ampliamente. Especialmente: favorecer un buen crecimiento y prevenir algunas enfermedades graves de la edad adulta (arteriosclerosis, obesidad, hipertensión, diabetes, etc.). El dato más importante es que, para obtenerlos, se han intentado modificar las costumbres dietéticas erróneas, calibrando mejor los porcentajes de los diferentes componentes nutritivos.

Ha sido efectuada una nueva formulación de los LARN (niveles de admisión recomendados), concernientes no sólo al aporte cuantitativo de los diferentes nutrientes (10 % aconsejado para las proteínas, 25 % para los lípidos y 65 % para los hidratos de carbono), sino también a sus características cualitativas.

Puede parecer bajo, por ejemplo, el valor del 10 % aconsejado para las proteínas, que es igual al del adulto y, por consiguiente, aparentemente insuficiente para las necesidades de algunos períodos de rápido crecimiento (primera infancia y época prepuberal) o de intensa actividad deportiva.

Sin embargo, la cifra no es tan baja como parece, ya que el aporte calórico (al cual se refiere ese 10%) ha sido sólo ligeramente reducido en los últimos años. La verdadera novedad reside en el cambio de relación entre proteínas animales y vegetales: de 1:1, mientras la precedente era de 2:1 a favor de las proteínas de origen animal.

Por lo que se refiere a los lípidos, la cuota aconsejada ha sido reducida del 30 al 25 % de las calorías totales, con porcentajes casi idénticos de ácidos grasos monoinsaturados, po-linsaturados y saturados: ello significa usar, como grasas, sólo aceite de oliva (o como máximo aceite de semilla) teniendo en cuenta que una discreta cuota de grasas animales es introducida con derivados lácticos, carnes y salazones.

Los glúcidos deben representar necesariamente la mayor cuota calórica (aproximadamente el 65 %), de tal modo que puedan tener las cuotas protídicas y lipídicas bajas. Éstos pueden subdividirse en azúcares simples (sacarosa, fructosa, glucosa y lactosa) y los, seguramente más difundidos, azúcares complejos, es decir, almidones de los cereales, las legumbres y los tubérculos, posiblemente completos en sus fibras.

La presencia de un suficiente aporte de fibras constituye uno de los aspectos más modernos de las nuevas prescripciones dietéticas, por desgracia fuertemente desatendidas por los niños debido al escasísimo consumo que hacen de verduras, legumbres y, frecuentemente, también de fruta.

De lo dicho hasta ahora resulta que el fin principal de una educación alimenticia correcta y moderna es encaminar la dieta del niño hasta los límites aconsejados a fines preventivos, es decir, las calorías totales deberían variar, según la edad, entre 1.000 y 2.500, y de éstas el 10 % debería estar constituido por las proteínas, el 10 % por los lípidos y el 65 % por los glúcidos.

Para entender mejor los conceptos hasta aquí expuestos, véase la tabla donde se propone un esquema dietético adecuado para niños de 4 a 12 años, en línea con los más modernos criterios de una alimentación infantil racional.