3. Impedimentos psicológicos.

Si la alimentación a pecho constituye un sacrificio para la madre, mejor no abordarla. Puede parecer sorprendente una afirmación de este tipo, porque según nuestra tradición la madre debe sacrificarse por propio hijo. Pues bien, es una tradición errónea e hipócrita. SI la madre se pone el niño al pecho sólo porque piensa que tiene obligación de hacerlo, le estará ofreciendo succionar más hlel que leche. Se sentirá víctima del niño, prisionera suya, ligada a sus exigencias. No debe ser así: el amamantamiento debe ser una alegría, no un deber. Para ser madres serenas y capaces de transmitir serenidad es necesario, antes que nada, no sentirse sacrificadas u oprimidas.

Si renunciáis a cosas realmente esenciales para vosotras y para vuestro equilibrio psíquico en homenaje a un mal entendido espíritu de sacrificio, inevitablemente, tarde o temprano, cargaréis esa renuncia sobre las espaldas de vuestro hijo.

Algunas veces es mejor un biberón dado con alegría y con amor, que el pecho de una madre infeliz e insatisfecha.

0 comentarios: