MODALIDADES Y DURACIÓN DE LAS TOMAS

Con la subida de la leche adquiere gran importancia el hecho de seguir los horarios establecidos, porque ahora el niño come de verdad y el estómago necesita un cierto tiempo para completar la digestión: los intervalos establecidos de tres horas y media o de cuatro horas son precisamente los tiempos suficientes para una digestión segura. Aún más: también el estómago, como todos los órganos, tiene necesidad de un período cotidiano de descanso, por lo cual es necesario el prolongado intervalo nocturno entre la última toma y la primera matutina del día siguiente.

Es evidente que puede admitirse una cierta flexibilidad en el respeto de los horarios: siempre es posible aplazar la hora de la toma si el niño duerme durante más tiempo, pero nunca se debe anticipar, exactamente para evitar el peligro de que la digestión de la comida precedente aún no se haya completado.

Si la leche es abundante y las mamas están hinchadas y turgentes, es mejor ofrecer al niño un solo pecho por cada toma, de manera que el pequeño lo vacíe lo máximo posible. Esto favorece notablemente la ulterior secreción láctea.

Si la producción de leche es escasa o no demasiado rica, se debe poner el niño a ambos pechos.

La duración de la toma no debe ser superior a los 20 minutos, máximo 30 (10 minutos, máximo 15 por seno). La razón es simple: en 10-15 minutos el niño vacía completamente la mama, por lo que el tiempo excedente no es más que un juguetear superfluo, un pequeño vicio que inútilmente roba tiempo a la digestión, agota a la madre (¡ella también necesita descanso!) y favorece la dañina ingestión de aire. Si no ha comido suficientemente, es mejor completar la comida con agua hervida, en los primeros días de vida, o con un oportuno complemento de leche artificial, según las reglas que expondremos más adelante al hablar de la lactancia mixta.

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