4. El problema de la tolerancia.

Es evidente que cualquier alimento le impone al intestino del niño un cierto esfuerzo de adaptación. Y no se debe dar por hecho que tolere todos los nuevos alimentos. Debemos prestar atención.

Como se puede ver, los problemas existen, pero no son insuperables: cada uno de ellos tiene sus soluciones. Inicial-mente podréis dar la papilla en el biberón para evitar la cucharita; con la cucharita podréis dar parte de la leche para acostumbrar al pequeño al odiado instrumento; podréis dulcificar ligeramente la papilla para hacerla más agradable; ini-cialmente podréis diluir un poco más la papilla; para valorar la tolerancia bastará con introducir cada alimento nuevo gradualmente. ¡Siempre encontraremos una solución! En mi consulta pediátrica, frecuentemente les señalo a las madres que no hay niño que, tarde o temprano, no aprenda a comer la papilla. Solamente es necesario hacerse con una justa dosis de paciencia.

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